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Corrientes: renovación en la continuidad

 

La alianza Eco-Cambiemos encabezada por Gustavo Valdés y apoyada por el saliente gobernador radical Ricardo Colombi como por el presidente Mauricio Macri ganó las elecciones en Corrientes a nivel gobernador, diputados y senadores provinciales.

La diferencia con los candidatos del frente Corrientes Podemos Más, Camau Espínola y Nito Artaza, fue de nueve puntos porcentuales (54% vs. 45%), un resultado superior al que le concedió un tercer mandato a Colombi cuatro años antes. ECO-Cambiemos también se impuso en los cargos legislativos: obtuvo el 54,5% de los votos para senadores y el 44,8% de los votos para diputados. Atrás quedó el peronismo de Espínola, con el 44,8% y el 29,8% respectivamente.

810.000 ciudadanos fueron convocados para elegir gobernador, vice, 15 diputados y 5 senadores, como también intendentes de 67 localidades. Según el escrutinio provisorio, la participación estuvo alrededor del 75,3%.

Los resultados apuntan a un esquema de polarización. Solo una tercera fuerza legislativa, pero que apoyó a la fórmula oficialista en los cargos ejecutivos, logró bancas de diputados: Ciudadanos Comprometidos obtuvo una de las 15 en juego. Los votantes se encontraron con hasta 41 boletas en el cuarto oscuro, resultado del sistema electoral de Corrientes que aún hoy habilita listas espejo y colectoras y desordena en consecuencia el sistema de partidos, generando costos cognitivos e informacionales adicionales al elector.

En términos locales, la elección de Valdés supone un cambio en el marco de la continuidad. Luego de 16 años de gobierno de los primos Colombi, el gobernador electo se presenta como un perfil joven y renovado, sin las actitudes patrimonialistas que se le critican a su padre político. En una reciente entrevista a un diario nacional, se opuso a la idea de constituirse en un mero instrumento de los designios de Colombi. La experiencia le da la razón: parece difícil controlar a los delfines cuando acceden a los recursos por derecho propio.

En términos nacionales, el gobierno de Cambiemos apoyó al candidato desde el momento en que el gobernador lo eligió a dedo. Tanto Presidente como el Jefe de Gabinete y el Ministro de Interior viajaron a la provincia litoraleña para mostrar que Valdés era también su candidato. Quizás celebren contar ahora con un aliado igual de leal que Colombi, pero con menos mañas. Los estrategas de la campaña a nivel nacional (o de la coordinación de campañas locales para cargos nacionales, al menos) se apuraron a interpretar el triunfo de ayer como antesala de los resultados del 22 de octubre. Un espaldarazo a la coalición nacional aumentó el ya rezumante optimismo.

Para el justicialismo, los resultados de la elección apuntan a la necesidad de construir nuevos liderazgos. En las arenas electorales subnacionales, la renovación puede ser muy costosa. Cuando se han invertido recursos en ciertos candidatos, que se han hecho conocidos y tienen trayectorias (tanto en lo que hace a la gestión como a lo que refiere a las actividades de campaña) que sirven como argumento para reutilizarlos, es difícil reemplazarlos. Así, aunque Camau Espínola perdió contra Colombi en 2013, era el perfil que más medía en estos comicios. Una nueva derrota lo debilita frente a intendentes justicialistas que han logrado buenos resultados en sus jurisdicciones luego de atravesar internas. Tales son los casos de los flamantes intendentes electos de Esquina, Itatí y Lavalle, que asumirán el 10 de diciembre.

En resumen, el triunfo de Valdés no es gesta heroica ni logro desmedido. Es un candidato fogoneado por instancias de competencia electoral previas, muy conocido en Corrientes, y que fue seleccionado por un gobernador con tres mandatos encima y un presidente que sale de las primarias nacionales victorioso.

*Por José Florito, Universidad de San Andrés. Investigador de Cuadernos Electorales de CIPPEC.

La opinión del autor no refleja necesariamente la posición de todos los miembros de CIPPEC.