María Esperanza Casullo
Las PASO, una primera ronda disfrazada
La Argentina tiene una tradición de innovación en normativa electoral. Un ejemplo es su elección presidencial de primera ronda, que puede ganarse con menos de la mitad más uno de los votos. Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) son otro ejemplo. Fueron pensadas para incentivar la competencia interna de los partidos y para frenar la multiplicación de “sellos de goma”, pero devinieron en una especie de elección de primera vuelta de facto. Esto se verá intensificado en las próximas elecciones, por cuatro factores.
1.La obligatoriedad de las PASO para los partidos y para los votantes. Tal vez es el aspecto más controvertido del diseño. Si bien la justificación de esta decisión fue quitarles peso a los ‘aparatos’ y fomentar la participación, se genera una dinámica y una atmósfera casi idéntica a una elección general. Los resultados de las PASO no se leen en la mayoría de los análisis en clave de “tal fórmula ganó la interna de su partido”, sino “X partido quedó primero por tantos puntos”.
2.La ausencia de competencia en las fórmulas presidenciales. Ni Alberto Fernández/Cristina Fernández ni Mauricio Macri/Miguel Angel Pichetto ni Roberto Lavagna/Juan Manuel Urtubey enfrentan competencia en sus partidos. Si bien Cambiemos utilizó con éxito la herramienta de las PASO para movilizar a sus adherentes en el 2015 (cuando Ernesto Sanz le sirvió de partenaire a Mauricio Macri), el ahora devenido Juntos por el Cambio juzgó que una interna podía perjudicarlo. Roberto Lavagna se mantuvo en su decisión de no participar en una. El peronismo también eligió dar una imagen de unidad y verticalidad por oposición a la fragmentación del 2015. En esta elección, el mensaje de todos los partidos es unidad. (Sí habrá PASO en muchas elecciones provinciales.)
3.La debilidad de la fuerza que apuesta a representar la “tercera vía”. Hoy resulta llamativa la fuerza que en 2015 demostró UNA, la etiqueta utilizada por Sergio Massa. Obtuvo el 20% de los votos en las PASO; en la Provincia de Buenos Aires llegó al 20%, quedó primera en Córdoba, con 38% y segunda en Salta y Jujuy. Ninguna encuesta actual muestra a Lavagna con esta competitividad, por lo que es factible que votos que fueron a UNA decanten en una de las otras dos opciones.
4.La polarización es consecuencia y causa de la evaporación de la tercera opción. En 2015 se enfrentaron tres candidatos que nunca habían competido por la presidencia (Macri, Scioli y Massa). En esta elección hay menos “novedad” y menos incógnitas. Luego de cuatro años de gobierno, está claro quién es Mauricio Macri y cuáles son los lineamientos de su gobierno; asimismo, aunque Alberto Fernández nunca fue candidato a presidente, la presencia de Cristina Fernández de Kirchner y de un peronismo unificado ofrece una visión que presenta cierta familiaridad para un sector de los votantes.
Estos datos no conforman otra cosa que una hipótesis; de no ser falsada, sin embargo, la elección se resolverá en octubre.
*Por María Esperanza Casullo. Investigadora del OEAR – Universidad Nacional de Río Negro
La opinión de la autora no refleja necesariamente la posición de todos los miembros de CIPPEC.
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