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29.07.2015

El eterno retorno de las boletas y la fiscalización en el Conurbano

María Page, coordinadora del Programa de Instituciones Políticas de CIPPEC

Candidatos y apoderados pusieron el grito en el cielo. A menos de dos semanas de las primarias el Juzgado Federal con competencia electoral de La Plata anunció que solo distribuirá 25 boletas de cada lista junto con el material electoral. Si los partidos quieren garantizar una provisión mayor de sus boletas, deberán hacerlo por su cuenta, desplegando un verdadero ejército de fiscales en el vasto territorio de la provincia de Buenos Aires. La medida fue revocada por la Cámara Nacional Electoral.

La discusión sobre las boletas partidarias en los 34.000 cuartos oscuros de la provincia vuelve a estar sobre el tapete. La cuestión no es menor: un estudio de CIPPEC muestra que en las elecciones legislativas de 2013 solo el FPV y el FR consiguieron fiscalizar la elección, el resto de los partidos tuvo muy poca presencia.

El problema reside en que el Código Electoral deja en manos de los partidos la responsabilidad por la impresión, la distribución y la fiscalización de las boletas. Allí donde los partidos no lleguen, no hay forma de garantizarle al ciudadano la presencia de todas las opciones en el cuarto oscuro. Decisión del juez Durand mediante, ahora los partidos vuelven a caer en la cuenta de que el actual sistema de votación funciona mal. Pero a esta altura del proceso electoral solo cabe poner en marcha medidas paliatorias.

Para mitigar el problema las juntas electorales deberían, aunque no estén obligadas, hacer lo posible por garantizar la distribución de boletas junto con el material electoral en las cantidades habituales. Hacer otra cosa sería cambiar las reglas sobre la hora de la elección.

También ayudaría a equiparar si se tomaran medidas para facilitar la fiscalización. Las juntas podrían, por ejemplo, permitir la inscripción de fiscales generales por escuela (no ya por sección como ocurre ahora) y esto mejoraría la presencia de las fuerzas políticas que no llegan a tener un fiscal por mesa pero sí pueden tener cobertura por escuela. En el mismo sentido podría exceptuarse del deber de votar a los fiscales que permanezcan todo el día en la mesa que se les asignó si esta no fuera la que le corresponde según el padrón.

Boletas

Además, es clave capacitar a los presidentes de mesa para que estén atentos al suministro de boletas y sepan qué hacer en caso de que se produzcan faltantes (en todas las escuelas hay boletas de contingencia). Por último, convendría priorizar el despliegue de los delegados judiciales en los establecimientos donde se presentan mayores conflictos en torno a la provisión de boletas.

La verdadera solución, sin embargo, solamente puede discutirse a partir de 2016: es necesario cambiar la forma de votar. Los problemas por los que hoy se lamentan los candidatos ya los tuvieron muchos otros países y los dejaron atrás durante la primera mitad del siglo pasado con una reforma sencilla y eficaz: la adopción de la boleta única. La solución es simple: el Estado se hace cargo de proveer una boleta oficial en la que figuran todas las opciones electorales. Cada elector recibe la boleta del presidente de mesa y todo lo que tiene que hacer para votar es marcar la opción de su preferencia.

La próxima elección no puede encontrarnos lamentándonos por los mismos problemas.


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