María Page y Gerardo Scherlis
Sin límites a la promiscuidad electoral: ahora todos podrán ir con todos
La reciente reglamentación sobre las listas de adhesión o colectoras (Decreto 443 del 14 de abril de 2011) supone una noticia buena y una mala. Primero la buena: el gobierno estableció claramente qué es lo que se puede hacer en esta materia, despejando las dudas e incertidumbres que hasta ahora motivaban interpretaciones de todo tipo. Para quienes desde hace tiempo pedíamos que la norma jurídica fijara criterios claros en la materia, esto podría ser visto entonces como un avance. La mala noticia consiste en que la decisión es la peor de todas las posibles en este campo, ya que tenderá a crear mayor confusión e inequidad en el proceso electoral. Para peor, se ha legislado en materia electoral por medio de un decreto (pequeño detalle que parece haber pasado inadvertido).