La representación de las mujeres en las provincias argentinas
Por Tiffany Barnes, Profesora de Ciencia Política en la Universidad de Kentucky. Recientemente ha publicado un libro sobre género y conducta legislativa en las provincias argentinas. Es investigadora invitada del Observatorio Electoral Argentino.
*Traducción por Soledad Zárate, coordinadora de proyectos en Programa Instituciones Políticas
El Congreso Nacional Argentino se encuentra debatiendo una reforma política. En ese marco, bajo el argumento de que 25 años después de la sanción de la ley de cuotas, las mujeres aún no han logrado acceder al poder político de manera igualitaria quienes abogan por una mayor igualdad de género promueven que esta regla sea incluida en el debate. Quienes se oponen a ello sostienen que la igualdad de oportunidades es un dato de la realidad, es decir, que ya ocurre.
¿Tienen las mujeres en Argentina las mismas oportunidades que los hombres?
Para responder esta pregunta analizo datos de liderazgo dentro del poder legislativo en las provincias argentinas durante el periodo 1992-2009. Un hallazgo significativo es que tras dos décadas de implementación de la ley de cuotas en las provincias, cuyo principal efecto es haber contribuido a incrementar el número de mujeres dentro del poder legislativo, las mujeres permanecen sub representadas en los puestos clave al interior de las legislaturas. En raras oportunidades una mujer ha presidido una Cámara legislativa o alguna de las comisiones más poderosas. Esta marcada brecha de género explica por qué las mujeres tienen menor influencia que los hombres sobre el contenido y la aprobación de proyectos en el poder legislativo.
Mapa 1: Cupo de género en las provincias argentinas
Fuente: Observatorio Electoral Argentino
Entre 1992 y 2008 solo 2 mujeres ocuparon el rol de presidente de la Cámara Baja en alguna de las 9 provincias con legislaturas bicamerales (Buenos Aires, Entre Ríos, Catamarca, Corrientes, Córdoba desde 1992 a 2001, Mendoza, Salta, San Luis, Santa Fe), es decir que, 7 de estas Cámaras nunca fueron presididas por una mujer. Una tendencia similar se da en el Senado y en provincias cuyas legislaturas son unicamerales. Si bien algunos cargos de relevancia legislativa como la vice presidencia de la Cámara fueron ocupados por mujeres a lo largo del periodo 1992-2008, nunca hubo más de 3 mujeres al mismo tiempo al frente de ellos.
Gráfico 1: Promedio de mujeres en roles de liderazgo dentro de la Cámara de Diputados (1992-2008). En %Fuente: Gendering Legislative Behavior (2016)
Gráfico 2: Promedio de mujeres en roles de liderazgo dentro de la Cámara de Senadores y en Legislaturas unicamerales (1992-2008). En %Fuente: Gendering Legislative Behavior (2016)
Otros datos también dan cuenta de esta desigualdad. Es menos probable que una mujer ocupe una banca al interior de una comisión estratégica como legislación general, presupuesto, o asuntos constitucionales. De hecho, en 2009 mientras en las comisiones de contenido social el 42% de las bancas eran ocupadas por mujeres, solo alcanzaban el 18% de las bancas dentro de comisiones afectadas a temas económicos o presupuestarios. De igual modo, las comisiones tradicionalmente presididas por mujeres son educación o salud, pero es menos frecuente que se encuentren a cargo de comisiones más prestigiosas y poderosas dentro del ámbito legislativo. Durante el periodo bajo estudio (92-2009) casi un 35% de las bancas de las comisiones sociales fueron ocupadas por mujeres. Sin embargo, en el mismo periodo, las mujeres solo ocuparon el 12% de bancas en comisiones económicas y presupuestarias.
Una revisión actual de las autoridades legislativas revela que este patrón persiste en la actualidad. Es infrecuente encontrar mujeres en posiciones de liderazgo. Del total de provincias con legislaturas bicamerales, solo una Cámara de Diputados es presidida hoy por una mujer (San Luis) y otra (Entre Ríos) tiene una vicepresidente segunda mujer. En contrate, más mujeres han conseguido acceder a posiciones de liderazgo dentro de las Cámaras de Senadores y en legislaturas unicamerales (el 22% de estas Cámaras son presididas hoy por mujeres). Pese a ello, pocas de estas mujeres ocupan roles clave.
Gráfico 3: Promedio de mujeres en roles de liderazgo dentro de Comisiones legislativas (1992-2009). En %
La figura muestra el promedio de mujeres en roles de liderazgo (eje x) y el tipo de cargo ocupado (eje y). La línea punteada indica el porcentaje de mujeres del total de la muestra.
Fuente: Gendering Legislative Behavior (2016)
Aunque la incidencia de las mujeres en las comisiones que desarrollan políticas sociales no es secundaria, es imperativo mejorar su capacidad de incidir en las comisiones más estratégicas. Debido a la sub representación dentro de estas comisiones en muchas oportunidades las mujeres se ven marginadas del proceso de toma de decisiones que podrían afectar a sus electores en general y al género femenino en particular.
El mismo patrón se repite a pesar de la antigüedad o experiencia (seniority) de las legisladoras. Esto quiere decir que en condiciones de igualdad de seniority entre un hombre y una mujer es menos probable que la mujer reciba un nombramiento importante. Múltiples entrevistas realizadas a Diputadas y Senadoras de todas las provincias argentinas dan cuenta de que las mujeres que se dedican a la política son conscientes de la desigualdad de oportunidades que tienen frente a los hombres, así como también de su necesidad de modificar esta situación para alcanzar puestos de mayor relevancia para la toma decisiones.
Toda regla tiene sus excepciones. Por eso, esta circunstancia no ha impedido que algunas mujeres ocuparan bajo el periodo estudiado importantes cargos dentro del poder legislativo. Sin embargo, dos problemas en torno a la representación de las mujeres aún persisten. En primer lugar, la sub representación al interior del poder legislativo, donde a pesar de la incorporación de cuotas de género raramente conquistan más del 30% de las bancas. En segundo lugar, una vez que logran acceder al poder legislativo, las mujeres tienen menos oportunidades que los hombres para alcanzar posiciones de liderazgo. Esto por un lado, limita sus posibilidades de delinear la agenda de debate y por el otro, minimiza sus chances de influir en las decisiones de política pública. Para que esto cambie es necesaria una regla de paridad que iguale las posibilidades de acceder al poder político entre hombres y mujeres.