No da lo mismo: sobre el diseño de los instrumentos de votación y la equidad electoral
Por María Page y Julia Pomares, coordinadora y directora del Programa de Instituciones Políticas de CIPPEC
El instrumento de votación: una regla electoral fundamental
En democracia, la ley electoral define las condiciones en las que se compite por el poder y el mecanismo para definir quiénes son los ganadores. Una regla fundamental del juego electoral es el instrumento de votación. Para las elecciones nacionales, el instrumento de votación es una boleta por partido. Para las provinciales, varios distritos cambiaron este instrumento por diferentes sistemas de boleta única y de voto electrónico y este cambio abre una discusión sobre cómo se presenta la información electoral.
Cada forma de votar tiene sus propias reglas
La decisión de cambiar la forma de votar no es inocua electoralmente: el cambio en cómo se presentan las opciones al elector tiene efectos en el comportamiento electoral. Esto es así porque la forma en la que cada instrumento de votación presenta las opciones electorales condiciona las decisiones de los electores en la medida en que facilita o dificulta determinadas opciones. La información que se provee (la foto de un candidato, el número de lista o el logo del partido) nos ayuda a encontrar la opción electoral que buscamos. Funcionan como “pistas” o atajos para encontrarla. Cuanto menor información tenemos sobre quiénes son los candidatos o los partidos, más importantes se vuelven esas “pistas”.
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El orden de los factores altera el producto
Según dispone la ley electoral nacional, las boletas partidarias se presentan en el cuarto oscuro siguiendo el número de lista, de izquierda a derecha. Los fiscales cuidan mucho que este orden se respete y que la boleta de su partido no quede oculta debajo de otras. Lo mismo ocurre con una boleta única o una pantalla de un sistema electrónico de votación. Está probado por numerosos estudios electorales en diferentes países que el orden en que se presentan las opciones afecta el resultado. Por ejemplo, en algunos estados de EE. UU. se ordena a los candidatos en la boleta única alfabéticamente y eso lleva a que esos estados tengan muchos más legisladores con apellidos que empiezan con A, B y C que los estados que los ordenan al azar. También está probado que las opciones que están ubicadas arriba de todo o debajo de todo son más votadas que las que están en el medio. Los sistemas de voto electrónico permiten que el orden sea al azar y cambie para cada elector, reduciendo el sesgo de la ubicación en la pantalla.
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¿Qué información damos de cada opción electoral? Fotos, logos y números de listas
Las boletas partidarias usadas en las elecciones nacionales llevan el número de lista, el logo del partido y los nombres de los candidatos. Desde 2009 llevan también fotografías de los candidatos. Es algo que comenzó a hacerse en países de África y de Centroamérica cuando se introdujo el sufragio para facilitarle a los analfabetos encontrar a su candidato. Hay pocos países fuera de esas regiones que utilicen la fotografía. Uno de ellos es Irlanda. ¿Qué efecto tiene incluir una fotografía? Algunos estudios recientes muestran que, en lugar de ayudar a identificar a un candidato, las fotos sesgan el voto por cuestiones estéticas: según esta hipótesis, tenderíamos a votar más a quienes consideramos más bellos. Es el aspecto menos estudiado y aún no está probado por fuera de experimentos en elecciones no reales cuál es el efecto de la fotografía.
Más allá de cuál sea el efecto, sabemos que los candidatos suelen utilizar las fotografías para dar más “pistas”: por ejemplo, vistiendo ropa del color que identifica al partido o la alianza.
Además del efecto directo que tiene para el votante al momento de emitir el sufragio, la información que se incluye en una boleta o en una pantalla tiene un efecto indirecto: los partidos y candidatos lo utilizan en sus campañas electorales en sus piezas publicitarias. También por esta vía lo que aparece en la oferta electoral puede influir en el comportamiento de los votantes. Por ejemplo, hay quienes sostienen que la fotografía puede acentuar el rasgo personalista de la contienda electoral pero no hay evidencia sistemática sobre esto aún.
El voto en blanco: de la omisión a la acción
Un aspecto crucial de la ley electoral es la clasificación de los votos, porque define qué votos cuentan y cómo, para determinar los porcentajes de votos que obtuvo cada uno de los partidos y proclamar ganadores. Ya se trate de las boletas partidarias, la boleta única o el voto electrónico, cada sistema de votación conlleva una definición legal específica de los votos que cuentan como positivos, blancos o nulos y un nuevo procedimiento para expresar la opción electoral. También hay que tener en cuenta que la ley electoral difiere entre los distritos sobre qué votos cuentan como votos positivos: si el voto en blanco no cuenta para determinar la base sobre la cual se determina porcentajes (los votos positivos), a mayor voto en blanco, mayor porcentaje de votos de cada fuerza política. Los sufragios que no se ajustan a la regulación son considerados “nulos” (esto es, no válidos).
Con las boletas partidarias, se expresa el voto en blanco no colocando ninguna boleta en el sobre. Hay distintas formas de hacerlo en una boleta única o en una pantalla de un sistema electrónico.
- Cuando Santa Fe usó la boleta única por primera vez (en 2011) se registró un notable incremento del voto nulo. Al revisar esos votos se advirtió que se trataba de boletas sin marca alguna, por lo que se presume que esos electores intentaban votar en blanco pero por error o desconocimiento omitieron marcar el casillero de voto en blanco. Luego el casillero del voto en blanco fue eliminado (computándose el voto en blanco como aquel en el que no hay marca en ninguna opción) y el porcentaje de votos válidos volvió a los niveles históricos.
- En Salta, cuando se introdujo un sistema electrónico de votación para un tercio del electorado (en 2011), la proporción de votos en blanco fue tres veces mayor entre quienes usaron el sistema electrónico (que presentaba la opción expresa de votar en blanco en la primera pantalla), que entre quienes usaron el sistema tradicional de boletas por partido. Estos datos adquieren mayor relevancia si tenemos en cuenta que fue en la misma elección, con los mismos candidatos y que el único diferencial es que en algunas mesas se emitió el sufragio electrónicamente y en otras con boleta partidaria. A partir de las elecciones de 2013, se quitó la opción del voto en blanco en la primera pantalla y se redujo su visibilidad.
- En las elecciones generales de la Ciudad de Buenos Aires de 2015 se utilizó por primera vez un sistema de voto electrónico (el mismo que en Salta). El voto en blanco -presentado con un botón pequeño al igual que en Salta desde 2013- registró un aumento con respecto a las PASO (en las que se habían utilizado las boletas partidarias). Si bien no son estrictamente comparables como en el caso de Salta que se pudo cotejar los dos sistemas en una misma elección, también se verificó un incremento del voto en blanco con respecto a las boletas partidarias. Para la elección de balotaje, el Tribunal Superior de Justicia definió una interfaz diferente a la utilizada en las elecciones generales, en la que el voto en blanco tiene mayor visibilidad. La evidencia indica que este cambio de diseño podría aumentar la probabilidad de que los electores voten en blanco.
Efecto arrastre versus voto cruzado
El instrumento de votación también puede influir el efecto arrastre; esto es, que decidamos votar al mismo partido o alianza que votamos para uno de los cargos en juego (por ejemplo, el presidente) para el resto de los cargos en juego (por ejemplo, los diputados nacionales y los diputados provinciales). Los sistemas de votación que presentan cada categoría de cargos para elegir en pantallas o boletas separadas aumentan la probabilidad de que los electores voten a partidos distintos para cada categoría de cargos en juego. En cambio, los sistemas de votación que presentan la oferta electoral por partido tienden a alentar un voto más unificado. Desde principios del siglo XX cuando Estados Unidos abandonó las boletas partidarias e introdujo la boleta única, se comprobó que el cambio disminuía el efecto arrastre y que se atenuaba si se incluían todos los cargos en juego en la misma boleta (como la boleta única cordobesa) y más aún si se agregaba una opción para votar por la lista completa. Un sistema de boleta única separada por cargo (como la santafesina) promueve el efecto contrario al arrastre, lo que técnicamente se denomina “voto cruzado”.
En línea con la experiencia comparada, un estudio de CIPPEC de 2011 mostró que la boleta única santafesina tuvo mayores niveles de voto cruzado que la boleta única cordobesa (que presentaba todos los cargos en la misma boleta y ofrecía una opción de “Votar lista completa”).
Tres principios para diseñar un instrumento de votación
Como cualquier decisión sobre el instrumento de votación no es inocua, hay tres principios fundamentales para abordarlas. El primero, es tender a incluir la mayor información posible en el instrumento de sufragio para minimizar los sesgos. El segundo, asegurar equidad en la distribución. El tercero es brindar certezas y dotar de estabilidad a estas reglas:
1. Minimizar sesgos. Tomar precauciones para mitigar los efectos de los sesgos conocidos como, por ejemplo el orden de aparición y la visibilidad de las opciones, la utilización de fotos, las diferencias de tamaño o espacio. Estas precauciones pueden ir desde la incorporación de la mayor cantidad de datos posibles para ayudar al elector a identificar cada opción, hasta la organización de la información en la boleta o la pantalla o la presentación de las opciones en orden aleatorio.
2. Equidad en la distribución. Definir reglas que garanticen igualdad de trato a todos los competidores en términos de espacio, información disponible, tamaño de los logos, fotografías, tipografías y orden de precedencia.
3. Sin certezas, no hay equidad. Los sistemas de votación se cambian por ley especial y fijando criterios claros para garantizar la equidad en el diseño del nuevo instrumento de votación. Así, donde se utiliza la boleta única o sistemas de voto electrónico es habitual que la ley precise la información que debe ser incluida y la forma de organizar las opciones en la boleta o las pantallas. Definir estos aspectos previamente a que se haya iniciado el proceso electoral fortalece la transparencia y la equidad de la elección.
Si querés saber más sobre formas de votar, mirá nuestros documentos y notas:
7 claves sobre el voto electrónico.
Cambios en las reglas electorales: la boleta única en Bariloche
Cambios en la forma de votar. La experiencia del voto electrónico en Salta.
Cambios en la forma de votar. La experiencia de la boleta única en Santa Fe
Boleta única. Una agenda para avanzar hacia un modelo técnicamente sólido y políticamente viable