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La Pampa, con una reversión peleada voto a voto

En el informe anterior no nos atrevimos a aventurar un resultado sobre las elecciones legislativa celebradas el domingo pasado en La Pampa. Porque si algo que tiene la política electoral provincial es sorpresas. Y esta no fue la excepción.

Con un final para el infarto, el resultado del escrutinio provisorio arrojó una victoria apenas por un pelo del Partido Justicialista por sobre la coalición electoral opositora FREPAM-Cambiemos. Al día de hoy, el oficialismo provincial obtuvo 96.097 votos por encima de los 95.499 del acuerdo entre radicales, PRO y otros partidos distritales: apenas 598 de diferencia. Un suspiro para el gobernador Verna y un pataleo para los desafiantes apoyados por el Gobierno Nacional.

¿Qué conclusiones generales sacamos de la jornada electoral? En primer lugar, que la “grieta” llegó a La Pampa. El 90% del electorado pampeano votó por algunas de las dos listas mayoritarias, dejando el nivel de fragmentación partidaria en un 2,4: esto es, que poco más de dos partidos/coaliciones son importantes en el distrito. Esta división del electorado pampeano se tradujo en concentración de las preferencias ciudadanas entre peronistas y no peronistas, dejando poco margen a los que miran de afuera. Volviendo a las bases de las tradiciones provinciales.

En segundo lugar, que las reversiones de los resultados entre la PASO y la general son posibles. La Pampa, junto con San Luis, fueron los únicos dos distritos en donde el PJ provincial logró dar vuelta el podio en el reparto de los diputados nacionales. Justamente dos gobernadores peronistas no kirchneristas. Justamente dos gobernadores peronistas enfrentados con el Gobierno Nacional. Volvemos a la grieta.

¿Puede haber alguna causa en este fenómeno? Este interrogante podemos responderlo de dos maneras posibles. Si observamos la diferencia de votos que obtuvo cada una de las dos principales listas entre PASO y legislativas, empezamos a tener una idea aproximada. El PJ ganó casi 20.000 votos entre una elección y otras, mientras que Cambiemos perdió 2.700 de los propios. Ya sea por falta de cohesión interna de sus votantes o por desafección rápida y volátil, la poca pérdida impactó en grande.

Observar las otras cuatro listas que competían puede acercarnos aún más. Tanto el Frente Progresista Pampeano (3° lugar en ambas elecciones) como el Partido Humanista (4° y 6° respectivamente) perdieron votos: más de 1.600 el primero y casi 500 el segundo. Si estos votos migraron hacia la lista del PJ, eso puede explicarlo la encuesta de expertos que posicionó a ambos referentes de esas agrupaciones alejados de la Casa Rosada. Apostaron a ganador opositor al Gobierno Nacional.

Otra forma de responder el interrogante implica ver qué pasó con el electorado en general. Mientas que los votos nulos y blancos bajaron casi un 50%, los votos positivos aumentaron un 8% y la participación electoral otro 4%. Lo que podría traducirse en una secuencia de tres componentes: 1) más pampeanos salieron a votar, 2) lo hicieron de manera positiva y 3) por el PJ.

Este escenario, sin embargo, está atado al resultado del escrutinio provisorio. Como ya nos enseñó la Provincia de Buenos Aires, el escrutinio definitivo realizado por la Justicia Electoral puede cambiar el podio. La Pampa seguramente estará atenta y expectante, como pasó hace tres meses con su vecina del este.

Lo que sí se avecina para el año 2019 es algo que ya adelantamos. En esta elección no solo se jugó un delicado balance de los bloques legislativos en el Congreso Nacional, sino que también se midió la fortaleza de cada espacio político de cara a la renovación de la Casa de Gobierno de La Pampa. Si la “grieta” llegó para quedarse, cada voto cuenta: aunque las cifras sean ínfimas en un resultado reñido inclinan la balanza. Poquito a poquito, suave suavecito.

Y eso lo saben peronistas y no peronistas pampeanos.

**Por Facundo Cruz, docente e investigador (UBA/UNSAM). Investigador de Cuadernos Electorales de CIPPEC.